La ilusión.
>> lunes, 19 de octubre de 2009
Tanta reflexión, debate, argumento a favor, con todas las convicciones que tenía de tener pruebas fehacientes, abstractas, concretas.
Y resulta que la realidad sola, sin esfuerzos de escépticos, te encuentra desolada y muda.
Esa realidad, que son hechos sin interpretación reflexiva, demuestra que eventualmente, con la experiencia, podés seguir creyendo en la ilusión pero ya no tenés casos para ejemplificar; tu argumento se hace débil.
O te quedaste sin suerte y sin confianza al mismo tiempo.