La valse d'Amélie *
>> martes, 23 de marzo de 2010
No sé nada de música. Es decir, no sé en términos de lo que el cientificismo moderno dicta que es el saber. Sé, como se puede saber el punto de cocción en que a uno le apetece el arroz, que me gusta escuchar música cuando viajo. Y cuando digo música digo que es algún ruido que comunica, con o sin sistematización, con o sin voz humana.
Digo, como para evitar también las categorías etnocentristas que definen la música desde su lugar y la limitan a su gusto de clase.
Sé que me gusta mirar a través de las ventanas hacia afuera de los transportes, y sé que me gustan las melodías con personalidad para los viajes. Porque me hace sentir que musicaliza mi vida; esa que se mueve.
Y para entonces elijo el equilibrio entre lo nostálgico (la nostalgia también genera intriga e introspección además de cierto nivel de tristeza), lo payasezco alegre y lo inocente y tiernamente simpático.
Porque así me gusta sentir que es la vida.
*Haciendo click sobre el título del post irán a Youtube para escuchar la pieza en cuestión.