Gente que viaja por ahí (III)
>> jueves, 20 de agosto de 2009
Controla con movimientos de cabeza el flequillo lateral que le cae sobre el lado izquierdo de la frente; busca con dificultad dentro de una cartera sin bolsillos internos que lleva colgada y llena de pequeños ítems
los auriculares redondos que le cubren las orejas y se sostienen tras ellas como anteojos. Tiene una lapicera en la mano derecha y la mueve sobre una hoja que tiembla por los remaches del asfalto. No es paisaje común, piensa. No puede ignorar el bullicio del fondo pero la música. Después sabe que no hace más que describir, casi como sacar una foto con ruido y movimiento y olor a nafta y a brisa de verano en invierno; había algo mágico en la noche. Se ríe y se deprime por un instante.
Deja sobre la hoja unas cosas que dicen De vez en cuando necesitarías ojos ajenos, una esquizofrenia controlada para ver tu trabajo desde donde estás y no en contrapicado. No sé por qué hay tantos que leen en los viajes y tan pocos que escriben, ¿no son actividades complementarias? ¿Qué hace el común de la gente con lo que lee? Controla con movimientos de cabeza el flequillo lateral que le cae sobre el lado izquierdo de la frente; busca con dificultad dentro de una cartera sin bolsillos internos que lleva colgada y llena de pequeños ítems una lapicera azul, un cuaderno de hojas rayadas.